En el puente de primavera y de Don Beno nos fuimos a visitar Puebla, o mejor dicho las iglesias de Puebla. Es increíble la cantidad de edificaciones religiosas que hay en la ciudad y alrededores, todo el perfil urbano está marcado por cúpulas y campanarios.
La ciudad es muy estética. Guarda mucho del trazado original y en el centro no hay grandes modificaciones -tan así que hay áreas a las que les urge mantenimiento. Las calles son angostas y con muchos edificios coloniales, aunque predominan los de corte neoclásico.
La gente es agradable y -con suerte- nos libramos de escuchar ese acentito nefasto del estereotipado pipope. Mucho movimiento y vida nocturna.
Como punto final diría que no tuve mejor experiencia que ver y escuchar en un antro de aquella mocha ciudad la "dramatización" de conocida llamada telefónica del "gober precioso".
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