Te cuento que tengo contrato con la UNAM de acá a fin de año. ¿Que qué voy a hacer después?, buena pregunta. No lo sé, pero por lo pronto tengo que hacer un mapeo institucional de sociedad civil y de organismos internacionales que se interesan y/o abordan el tema del agua. Esto resultó un alivio (es fin de año) y se complementa con los 4 cursos y seminarios que he tomado últimamente para darle sabor al CV.
Por otro lado, en días pasados he comido en CU con una amiga. Resulta que en uno de estos encuentros, conversamos acerca de los problemas que enfrentamos para encontrar empleo estable. Está la cuestión de los honorarios en muchas ocasiones, la incapacidad de generar antiguedad, contar con seguro o puntos para hacerte de un cuartito del INFIERNAVIT, etc. La situación es común y hace que el panorama sea pesimista. Sin embargo, fue grato poder cambiar puntos de vista y estar en sintonía con alguien más.
Cambiando de tema, el lunes pasado me fui a chelear con el buen Paulo para platicar de temas más optimistas. Tenía años (yo creo que desde que salí de la facultad) de no beber en lunes. Dejamos los espacios que acostumbramos visitar o compartir (museos y el CEIICH) para integrarnos a uno más relajado y tener una buena conversación.
Parece que después de todo, si he logrado construir una red de seguridad acá -las relaciones se han estrechado con amigos- y cada vez es más fácil pasar un buen rato o confiar en alguien más.
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