La noche de ayer, después de salir de la comida del CEIICH, pasé al Museo Carrillo Gil. Enrique estaría ahí y buscaba un viaje directo a casa en carro (no sabía lo que me esparaba después). En el lugar, me encontré a Regina Orozco interpretando a uno de los personajes de la familia Burrón.
Un recorrido guíado por el segundo nivel del museo, lleno de cinismo y caricaturizando a la gente bien, fue el eje central de la velada. Sin embargo, lo mejor no fue el ingenio de sus bromas (cuando lo hubo, caía de repente en el cliché), lo fueron las arias que cantó ante los que estábamos presentes.
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